¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia es la capacidad que encuentra el ser humano para afrontar situaciones altamente traumáticas. No supone sólo la capacidad de adaptación, sino también, la capacidad de autocambio y el desarrollo de cualidades que anteriormente no estaban tan presentes.
El concepto proviene de la Física, donde se entiende la resiliencia de un material como la capacidad del mismo para volver a su estado original. Pero en Psicología el concepto va más allá. No es una vuelta al estado anterior, sino un aprendizaje que fortalece al individuo y desarrolla cualidades que le serán útiles en el futuro.
¿Cómo se forma la resiliencia?
Esta transformación no es potestad de algunos individuos con especiales habilidades, sino que es resultado de las propias interacciones del sujeto, de su ambiente vital y condiciones de vida.
Los primeros cuidados y la formación del apego son la primera base en construcción de la resiliencia infantil. En este momento es cuando se crea una capacidad primaria para superar grandes sucesos traumáticos. A lo largo de la infancia se puede desarrollar esta capacidad, siempre con la ayuda del entorno (amigos, familia, profesores) y mediante diversas actividades (deporte, música, teatro) que pueden establecer pilares sobre los que crecer y superar dificultades.
¿Qué factores influyen en el desarrollo de la resiliencia?
Si queremos alimentar el desarrollo de la resiliencia se pueden potenciar ciertos factores que influyen en su construcción:
- Relaciones Sociales: Disponer de un amplio y rico círculo social. Contar con buenas relaciones tanto familiares como extrafamiliares, donde predominen el afecto, la comprensión, la comunicación y el apego.
- Capacidad de Logro: Ser capaz de establecer pequeños objetivos y alanzarlos. Estar preparados para automotivarnos y gestionar nuestras habilidades hacia una meta.
- Manejo de Emociones: Tener capacidad para conocer y manejar los sentimientos, impulsos y emociones.
- Habilidades Sociales: Disponer de destreza en las habilidades comunicativas, así como, capacidad para resolver problemas en las propias relaciones.
¿Cómo desarrollar la resiliencia?
Se puede trabajar para construir resiliencia en varios niveles: individual, familiar, grupal. Para ello existen determinadas estrategias que podemos promover:
- Autoconocimiento: Conocernos a nosotros mismos, saber que nos gusta y que no, nuestras limitaciones, nuestras fortalezas; va a facilitar encontrar soluciones a nuestros problemas.
- Autocuidado: Cuidarnos, tanto física como psicológicamente. A menudo tendemos a ser duros con nuestra forma de ser o sentir. Debemos tolerarnos más y ser más generosos con nuestro autoconcepto. Tampoco debemos descuidar nuestro cuerpo. El buen estado físico nos va a proporcionar fuerza para afrontar los retos de la vida.
- Redes Sociales: Establecer relaciones sociales ricas y satisfactorias. Serán pilares de apoyo cuando nos podamos tambalear. Crear y mantener vínculos ricos en calidad y cantidad.
- Aprender: Extraer conclusiones objetivas de sucesos pasados. Entender cómo los hemos superado, que estrategias han sido útiles y cuáles no. Superando los miedos de hoy, eliminaremos los miedos del futuro.
- Saber Decidir: Aprender a tomar decisiones. La vida está llena de encrucijadas en las que hay que elegir. Conociéndonos seremos más capaces de escoger la alternativa más adecuada.
La resiliencia crea individuos optimistas, seguros de sí mismos, capaces de afrontar y superar retos. Individuos más saludables y felices.