Trabajando de noche
El turno nocturno afecta al funcionamiento normal de nuestro cuerpo y mente. Diversos estudios demuestran la existencia de determinados efectos adversos cuando se trabaja por la noche.
Desde prácticamente la existencia del hombre existe la necesidad de disponer de individuos para trabajar por la noche. Actualmente, diversas profesiones requieren de este turno para mantener nuestra sociedad. Médicos, policías y bomberos son los primeros que nos vienen en mente, pero la realidad es que casi la totalidad de los sectores mantienen gente trabajando por la noche (mantenimiento, limpieza, producción, distribución…). En España, unos dos millones de personas trabajan en el turno nocturno.
Efectos biológicos del turno nocturno
Nuestro cuerpo está hecho para el día. Desde que nacemos vamos haciéndolo a la vida diurna, que por otro lado, es lo que marca nuestro instinto natural.
La química corporal está ajustada a ese ritmo circadiano y se manifiesta principalmente de tres formas:
- La temperatura de nuestro cuerpo desciende a última hora del día, cuando se acerca la hora de acostarnos. La temperatura mínima del cuerpo se alcanza en plena noche y comienza a subir poco antes de despertarnos.
- La producción de cortisol es diferente de día y de noche. el cortisol es una hormona que se ha relacionado en diversos estudios con el estrés. Normalmente disminuye su producción al principio del sueño y aumenta poco antes de despertar. En personas que trabajan de noche y duermen de día su producción se ve claramente afectada.
- La producción de melatonina también está altamente afectada. La melatonina, llamada la hormona del sueño, se empieza a liberar por la tarde, alcanza su máximo por la noche y vuelve a descender poco antes de la mañana.
Estos ciclos de temperatura, cortisol y melatonina se pueden cambiar con el mantenimiento continuo de una vida nocturna, pero este proceso requiere tiempo, y hasta que no se produce, genera varios trastornos físicos y psicológicos.
Efectos negativos del trabajo nocturno
Alteraciones del sueño
El trastorno más evidente que percibe el trabajador nocturno es la alteración del ritmo vigilia-sueño. Este ciclo de temperatura y producción de hormonas, hace que el sueño durante el día sea de menor calidad y menor cantidad (1 o 2 horas menos que los dormidores nocturnos). Si bien el insomnio es el trastorno de sueño principal, también es frecuente que aparezcan mioclonías, síndrome de las piernas inquietas, hipersomnia y apneas.
Trastornos en los hábitos alimentarios
En general, las personas que duermen de día, aprecian un disminución del apetito y cierta anhedonia por las comidas. Además, este diferente ritmo de vida dificulta el mantener las 5 comidas al día en los tiempos y forma adecuada. Existe cierta tendencia preferir los alimentos ricos en grasa y la estadísticas evidencian un mayor sobrepeso en las personas que trabajan de noche.
El consumo de estimulantes (cafe, té, bebidas energéticas) genera diversos problemas digestivos. Los estudios también demuestran un aumento en el consumo de tabaco.
Problemas de salud
A largo plazo, la nocturnidad está relacionada con la hipertensión arterial, la fatiga crónica, problemas inmunológicos, úlceras, trastornos coronarios y fecundidad femenina.
Problemas psicológicos
Existe una probabilidad mayor de aparición de problemas psicológicos en personas que trabajan en el turno nocturno. Esto se debe no sólo a los cambios biológicos y dificultades del sueño, sino también a problemas sociales por la dificultad de conciliar un ritmo tan diferente.
Son comunes las pequeñas pérdidas de memoria, dificultades de atención, dolores de cabeza y cambios de carácter.
El Síndrome del Burnout es más frecuente en los trabajadores nocturnos que en los diurnos. Se caracteriza por una sensación de agotamiento emocional, físico y psicológico. Se evidencia en un aislamiento social por parte del individuo, manifestando una actitud fría y distante.
La poca exposición a la luz natural, la alteración hormonal y la alteración del sueño hace también, que ciertos trastornos depresivos sean más frecuentes en estas personas.
Afrontar de forma saludable el turno nocturno
Como en muchas ocasiones no se puede evitar tener que trabajar de noche, existen ciertas estrategias que podemos utilizar para conseguir una mejor adaptación y minimizar la posible aparición de efectos negativos:
- Mantener la inercia circadiana natural: Es aconsejable intentar mantener el ritmo de vida de día en la noche. Es decir, seguir haciendo todo igual pero con 8 horas de retraso. Mantener el mismo ritmo y conservar los hábitos ayudarán al cuerpo a retrasar sus procesos al nuevo ritmo.
- Utilizar la luz: Mantener una amplia iluminación durante la noche y una absoluta oscuridad durante las horas de sueño facilitan «engañar» al cuerpo y crear una día artificial para las nuevas rutinas de vigilia-sueño.
- Cuidar la alimentación: Igual que postergamos los ritmos de hábitos y luz, se pueden reubicar las 5 comidas diarias en el ciclo de vida nocturna. Mantener una dieta adecuada y un ejercicio moderado ayudarán a proteger el sistema inmunológico y facilitar el descanso en las horas de sueño.
- Cuidar el sueño: Es fácil que la persona que se acuesta de día se despierte prematuramente a las 5-6 horas de sueño. En este sentido (y al igual que la persona que duerme de noche) es útil dormir una siesta de unos 30 minutos. En el caso del trabajador nocturno, está siesta debe realizarse en las últimas horas de la tarde, antes de ir a trabajar. Este periodo coincide con un descenso de la actividad corporal similar al que sucede al trabajador diurno durante el mediodía.
Trabajar durante la noche y dormir durante el día supone un reto importante para el equilibrio físico y mental del ser humano. Con un enfoque positivo y unas adecuadas estrategias se pueden paliar los efectos negativos y mantener un estado psicosocial pleno.