En los padres, es un pensamiento común, ver en los adolescentes de ahora una diferencia sustancial con la adolescencia de generaciones anteriores. Es fácil encontrar quien habla de pérdida de valores, desafío a la autoridad o una mayor irresponsabilidad general. Pero ¿son realmente distintos los adolescentes de ahora?

Lo que dice la historia

Si hablamos con nuestros padres, nos podrán recordar los problemas que tenían con nosotros cuando éramos jóvenes. Incluso puede que recuerden los que tenían nuestros abuelos con ellos.

Las quejas sobre la juventud son tan antiguas como la propia historia. Aristóteles afirmaba que “los jóvenes de hoy no tienen control y están siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral”. Pero Platón, unos años antes, ya se preguntaba:”¿Qué esta ocurriendo con nuestros jóvenes?”. Consideraba que faltaban el respeto a los mayores, desdeñaban la ley, carecían de moral y se rebelaban “por las calles inflamados de ideas descabelladas.” Y Sócrates parecía hablar de nuestros millennials: “Los niños aman el lujo. Tienen malos modales, desprecio por la autoridad, muestran falta de respeto por los mayores y aman conversar en lugar del ejercicio”.

Así que parece que, en lo fundamental, el adolescente no ha cambiado a través de las diferentes sociedades.

Adolescencia animal

El ser humano no es el único animal que sufre cambios con la juventud. En muchos animales podemos observar conductas adolescentes cuando sufren la transición a adultos. Algunos estudios con ratas muestran como las ratas adolescentes están más interesadas en los objetos con cambios nuevos que hay en sus jaulas, ignorando los posibles peligros que esa novedad podría entrañar.

Otro estudio con ratones, reflejaba cómo los ejemplares adolescentes bebían más alcohol en presencia de otros roedores adolescentes.

Está en nuestro cerebro

En un estudio comparativo con adultos y jóvenes, se les pedía jugar a un videojuego de conducción. Mientras, se les realizaba un escaneo cerebral para observar que áreas cerebrales se activaban.

En principio, no había diferencias en cuanto a la asunción de riesgos. Tanto adultos como adolescentes tenían una conducción equilibrada. Sin embargo, esto cambiaba cuando el adolescente era observado por sus amigos. La conducción se volvía más agresiva y tomaba el triple de riesgos. A su vez, el escáner reflejaba como se activaban los centros de recompensa del cerebro.

Un propósito evolutivo

Los jóvenes poseen una percepción diferente del peligro. Para ellos, el miedo al rechazo es mayor que para los adultos. Pueden considera otros peligros como menores en comparación con el peligro de verse rechazado por el grupo.

Por otro lado, tienen una necesidad de explorar, experimentar y buscar su propio sitio dentro de la sociedad. Por un lado, se sienten más lejos de sus padres y por otro, se sienten más cercanos a sus iguales.

El propósito de la adolescencia parece ser facilitar la independencia del individuo, promover la autonomía y posibilitar el paso a la edad adulta.

Empatía

Parece entonces, nuestros adolescentes no son muy diferentes a nosotros (seguramente muy a su pesar). Debemos recordar como fue nuestra adolescencia para poder comprenderlos, entender por lo que están pasado y facilitar su transición a la madurez.

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