Llega el mes de septiembre, y con él, nos surgen fuerzas renovadas para cumplir esos propósitos que siempre hemos querido cumplir.
Año nuevo, vida nueva
Es un hecho bastante común en Europa, que con el inicio del curso escolar y laboral, mucha gente tenga ánimo para plantearse nuevos retos.
Por mucho que insista el calendario, desde muy pequeños, nuestro año natural empieza en septiembre. El colegio nos marcó la pauta en la juventud, y nos la vuelve a marcar cuando somos padres.
Igualmente, en nuestro trabajo, también es común encontrarnos con ese ciclo. Y podemos percibir esa sensación de final de curso en julio y de nuevo comienzo en septiembre.
¿Un impulso pasajero?
Ese final y ese principio nos hace reflexionar sobre lo que hemos hecho durante el año, el punto en el que estamos en nuestra vida, y lo que queremos conseguir en el próximo.
El planteamiento de nuevos retos y objetivos es una actitud muy saludable. Refleja que hay una motivación y un interés por mejorar.
Lejos de pensar que es un impulso pasajero que desaparecerá en octubre, debemos aprovechar esta fuerza como empuje para lograr el objetivo.
Consejos para lograr nuestros objetivos
- Pocos objetivos: Lo primero es establecer nuestro objetivo. Para ser más efectivos, es mejor plantearnos uno o dos objetivos por año. Si nos proponemos hablar un nuevo idioma, ir al gimnasio, dejar de fumar y reducir el colesterol; es muy probable que abandonemos todos en poco tiempo. Puede ser más útil concentrarnos en aquel que nos sea más importante o urgente. Los demás pueden esperar al año que viene.
- Objetivo asumible: Del mismo modo, debemos ser honestos con la magnitud del objetivo. Vamos a plantear un reto asumible. Para esto, debemos considerar los recursos de los que disponemos, tanto materiales como de tiempo. No podemos plantear hacer un triatlón si nunca hemos hecho ejercicio.
- Establecer horario: Es probable, que cuando vayamos a comenzar, queramos hacerlo todo porque estamos muy motivados. Pero tanto ánimo puede volverse contra nosotros. Si nos apuntamos al gimnasio, es posible que queramos ir todos los días. Pero puede ser, que tantas agujetas acumuladas nos hagan desistir pronto. Seamos realistas, vamos a planificar un horario razonable (2 o 3 veces por semana) que mantendrá nuestra motivación más firme.
- Dividir en etapas: Vamos a dividir el objetivo en pequeñas metas. Así será más fácil ver los progresos. Si queremos reducir el colesterol, no podemos cambiar radicalmente nuestra dieta de un día para otro. Podemos empezar por ciertos alimentos durante un mes, para luego, ir restringiendo la dieta progresivamente.
- Habrá tropiezos: Debemos tener en cuenta que nos vamos a encontrar dificultades y días en los que queramos tirar la toalla. Hay que considerar que un fallo no es un fracaso, y que incluso es un suceso muy común, con el que seguro, tendremos que enfrentarnos. Es posible que tras semanas de abstinencia, bien por una celebración, por un día estresante o por un mal impulso, nos fumemos un cigarrillo. Esto no significa un fracaso absoluto en nuestro objetivo de dejar de fumar. No hay que tirar todo por la borda. Es solo un tropiezo. Al día siguiente, hay que seguir esforzándose. Hemos conseguido mucho y vamos a seguir logrando más metas.
Septiembre es un mes de renacimiento, ilusión y propósitos de mejora. Aprovechémoslo para que el año que viene tengamos una versión mejorada de nosotros mismos.