¿De que depende tener un buen día?
Muchas veces hablamos de tener o no un buen día como si no dependiera de nosotros. Solemos pensar que el día que vamos a tener va a estar condicionado por la suerte o la gente que te vas a encontrar.
Pero hay un elemento muy importante que solemos olvidar: nosotros mismos. La forma en que manejamos e interpretamos la realidad va ha ser determinante en el día que vamos a pasar.
Durante un día nos pasan múltiples sucesos, nos relacionamos, más o menos profundamente, con muchas personas y nos encontramos con dificultades pero también con sorpresas agradables.
Algunas personas tienden a centrarse únicamente en los aspectos negativos de la vida. Y de todos los eventos de la jornada se centran en los negativos, les dan más importancia y los destacan sobre el resto.
No se trata de ir como un iluso por la vida ignorando o minimizando problemas. Se trata de valorar cada suceso en su justa medida y fomentar las situaciones que nos proporcionan bienestar.
¿Que podemos hacer para tener un buen día?
Cuida tu cuerpo – El estado físico va a condicionar nuestro ánimo. Así que vamos a intentar estar descansados, dormir lo necesario y alimentarnos bien. Ya sabes «mens sana in corpore sano».
Dedica tiempo a quien te hace sentir bien – Busca a aquellas personas con las que te lo pasas bien; el compañero que te hace reír, el tendero que es tan amable, la camarera simpática. Entretente más tiempo con ellos.
Guárdate 20 minutos – Actualmente nuestros días están demasiado completos. Tenemos muchas cosas que hacer y olvidamos dedicar un tiempo a nosotros mismos. Intenta guardar cada día unos minutos para dedicarlo a tí. Tómate un café una terraza agradable, echa un vistazo a una tienda que te guste, date un paseo por el parque.
Habla en positivo – Habla de asuntos positivos. En tu día a día tendrás que hablar de todo, cosas buenas y malas. Pero en los temas banales, en esas conversaciones que tenemos solo para relacionarnos, intenta hablar de cosas alegres, de las noticias buenas, del buen día que hace hoy.
Termina algo – Todos tenemos asuntos pendientes, grandes y pequeños. En la medida de lo posible, termina alguna cosa que tengas pendiente: ordenar un cajón, clasificar unos papeles, ajustar esa puerta que cierra mal. Las tareas pendientes, aunque sean pequeñas, crean cierta inquietud, consumen un poquito de nuestra memoria, atención y sosiego emocional. Finalizarlas nos hace sentir muy bien y descarga cierto peso de nuestras espaldas.
Haz las cosas bien – Solemos tener muchas tareas diarias, tanto en el trabajo como fuera de él. Vamos a intentar hacerlas de la mejor forma posible. Nos sentiremos mejor si hacemos un buen trabajo que si lo hacemos de cualquier manera. Y ya que tenemos que hacerlo, mejor hacerlo bien y sentirnos mejor. Esto también vale para las tareas extralaborales. Si tenemos que cocinar, hagamos un buen plato, si tenemos que conducir, pongamos una buena emisora de radio y una sonrisa.
Repasemos nuestra nuestro gran día – Cuando la jornada terminé y estemos tranquilamente en nuestra cama, vamos a recordar esos buenos momentos que hemos tenido; la buena noticia que nos ha contado nuestro amigo, eso tan gracioso que hizo el niño, la felicitación del jefe, lo ricas que estaban las lentejas.
También podremos ir pensando en todo lo bueno que nos espera el día siguiente. Porque mañana, ¡Va a ser un gran día!